¿Por qué es importante vacunar a los ninos?

¿Por qué es importante vacunar a los niños?

Las vacunas representan un símbolo de los avances en medicina, y su presencia en 1796 significó uno de los más grandes hitos sanitarios de la Historia.

Desde una perspectiva conceptual, las vacunas son productos (antígenos) que, suministrados desde el exterior, reaccionan generando unos efectos benéficos formando defensas (anticuerpos) por parte del organismo. Esta reacción formativa conlleva a que el organismo se inmunice ante agentes patógenos específicos.

Clases de vacunas infantiles

Según su constitución, se identifican diferentes clases de vacunas:

1. Las vacunas con gérmenes vivos atenuados, como la que suministra protección frente al sarampión, rubéola y partotiditis.

2. Las vacunas que almacenan microorganismos inactivos, como la de la hepatitis A.

3. Las vacunas que incorporan toxoides, como la del tétanos o la difteria.

4. Las vacunas que disponen de fragmentos de células, las denominadas ‘acelulares’, como el de la tos ferina.

5. Las vacunas fabricadas con material genético transformado (denominadas ‘recombinantes’, como la de la hepatitis B).

La vacunación en los niños, una acción solidaria

Las asociaciones pediátricas de cada nación sugieren unas instrucciones cronológicas específicas para proporcionar las vacunas, en función de las sugerencias internacionales.

A pesar del predominio de la ‘tendencia antivacuna’, las vacunas poseen un elevado perfil de seguridad y una baja tasa de consecuencias secundarias e inconvenientes.

La administración de las vacunas por lo general no es obligatoria en la mayoría de los países, aunque en algunos sitios, como Australia, la no vacunación de los hijos representa una penalización fiscal hacia los padres. Y es que vacunar a los hijos significa, más allá de un beneficio individual de proteger a los más pequeños, un acto de solidaridad, porque se promueve la desaparición global de las patologías.

Es de gran transcendencia prestar atención a las vacunas que se deben suministrar a los niños en determinadas etapas de su crecimiento, para prevenir la presencia de enfermedades que podrían llegar a perjudicar su calidad de vida.

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